domingo, 7 de febrero de 2010

Infanticidio

Mirad como lloro
mientras estrangulo a mi hijo
con mis propias manos.
Ay, ¡me muero!
mientras noto sus estertores
vibrando entre mis dedos.
Y juro que soy inocente,
que la sangre que derramo
no es en vano,
¡que no engendré sola
a este crío ciego, sordo y mudo!

Que su padre
pudo parar esto
antes de que naciese,
y quiso verme amamantar
a este niño sin boca,
¡juro que me volví loca
por culpa de su acción!

Y ahora me debato,
con los restos de mi niño entre mis uñas,
si entierro su cuerpo y lo velo
o si ofrezco su carne
en un banquete de venganza
y olvido el duelo.

Ay, ¡templanza!
Lléname y envaina mi espada,
que bien sabes
que tiendo a escurrirme por las espaldas
a clavar dagas
olvidando cualquier redención.

¡Maldito seas, bastardo!
Tuve que seguir los consejos
que venían a mis sueños
en forma de rayo de luna.

Y por aquí me veo,
con los huesos de mi vástago
mezclados con el polvo del suelo,
¿y ahora que hago?
¿quién me sana este dolor?

Medea me susurra en el oído,
"¡que pague con la misma cantidad de sangre
que te hizo derramar!"
Más mis ninfas me lloran
y me piden olvidar.

Funeral o guerra,
¿y qué me importa ya?
A mi niño, ¿quién me lo devuelve?
¿quién me lo libera
de las garras de la muerte?
Y en mi mente
las palabras de la bruja resuenan,
"¡Toma la piel de tu retoño
y teje con él tu bandera!
Que pasarán mil otoños
y tus gritos aún harán surgir
llagas en su piel.
Condénalo al destierro
y deja correr tu hiel
sobre sus heridas,
¡que la soledad
lo devore!"

Y me abrazo el vientre
aún abierto como el cáliz de una flor,
¿por qué solo paro serpientes
que se enredan y me asfixian por amor?
¿En quien confío
para engendrar un sentimiento
si la simiente siempre es cruel?

Desencantada me tumbo,
junto a lo que queda de mi estirpe,
solo me queda rendirme al sueño
hasta que deje de sentir... otra vez.




He matado algo tan personal como es un sentimiento de amor.
Cuando era aún un brote, pregunté si debería cortarlo... y me dejaron que siguiera creciendo.
Ahora que era algo hermoso, me hacen quemarlo de raíz...
Mi amor... ha muerto. Al igual que mi confianza.