La noche me persigue
en una carrera desenfrenada.
Y estoy cansada
de tanta luz de neón...
Yo era depredadora,
ahora soy presa
¡por idiota!
Y estoy huyendo
por un maldito callejón
para que no me deslumbre
la luz de tus ojos.
Me paro, acorralada,
¿ya no hay nada que hacer?
¡¡ES MI FIN!!
Agonizo, entre unos brazos que no me abrazan.
Me has cazado.
Buscando en una carpeta de poesías he encontrado esta (ya me había olvidado de ella)
La escribí en febrero, y por suerte, el cazador ya se ha cebado con mi carne y me ha dejado escapar.
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