Publicado el 22/11/09
Niña crece.
Cortale la cabeza al viejo oso
y ven a fornicar sobre su piel taxidermizada.
Traeme tus viejos cuentos
y fumemos tabaco rancio con su papel,
¡exhala al mundo tu aliento adulto y corrupto!
Arranquemos las alas de las hadas
para mezclarlas, polvo y droga adulterada,
absenta verde goteando
por las comisuras de los labios,
piernas depiladas, olor a sexo y a sudor,
risas, billetes, mierda y más mierda.
Son cristales tintados,
son gafas empañadas en un callejón
y codos empinados en otra esquina.
Son medias rotas
y carreras de perras.
Son tus sueños estampandose
con el estallido de una litrona en el suelo.
Miles de fragmentos volando
en esa calle que huele a orina.
Eras tan virginal, ¿te acuerdas?
Cogías las flores entre los dedos
y olías su nucleo amarillo,
delicada, deseando ser mayor.
Tienes los labios rojos,
y también tus ojos
cargados de tinta negra,
¿tanto maquillaje tienes
que su peso cierra tus parpados?
Hace frío, y solo querrías sentir
algo caliente palpitar en tu pecho...
y no entre tus piernas, como viene siendo costumbre.
Niña, tu que reías al descubrir
el rastro de un simple caracol
y ahora te enloqueces
al ver un camino de gasolina
goteando de tu motor,
¿donde están tus sueños?
No me engañes,
en esa cama solo hay un gilipollas
que hoy ha tenido suerte.
Ay muñequita, tu que eres tan guapa
y tan idiota,
tu que te olvidaste de lo bien que te sentaban
los lazos y las piruletas.
Ahora solo se te enrojecen las mejillas
con polvos tristes,
ya sean cosméticos o carnales.
Cielo, que mal te ha sentado crecer.
Yo también fui una niña que quería crecer.
martes, 19 de enero de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario