martes, 19 de enero de 2010

La alegoria del ave

Publicado el 06/08/98

La alegoría del ave. A veces me siento como un pájaro encerrado en una jaula.

¿Qué será de tí, de tus pobres huesos?
Me fui como un pájaro joven,
y ahora, en verano, vuelvo a tí,
al nido lleno de plumas suaves,
a acunarte y besarte el pico.

Pero un ave rapaz
confunde las caricias con picotazos
y se traga el amor a bocanadas
sin dejar nada.

¿Qué será de tí, de tus huesos pelados?
Descarnados por mis caprichos,
devorados con cada golpe de sábana ajena,
triturados, pulverizados,
evaporados en tus lágrimas.

Necesitaba volar,
y no tuve en cuenta
la sombra de miedo y soledad
que proyectaban mis alas al despegar.

¿Qué será de ti, de tus viejos huesos?
Fuiste el único que lloró
mientras yo engullía nuestras crías una a una,
sin dejar mas que cáscaras huecas en tu sendero
que te cortaban al caminar.

Me cegué por el sol, entiéndeme,
y ahora que veo el destrozo
me doy cuenta de que soy un cuervo
y que me comí mis propios ojos
justo al marchar.

¿Qué será de tus huesos astillados?
Quebrados por el peso de la tristeza,
combados, sucios, cansados,
derrumbándote en cada esquina
para levantarte hastiado de la vida.

Y ahora sin embargo,
mira tu pelaje, que brillante,
me avergüenzo y te admiro,
pues mi vuelo se traba y el tuyo es majestuoso.

Tú surcas nuevos cielos.
Yo me ahogo en el barro.
Tú amas, y eres amado.
Yo me alimento de miedos.
Tú tienes un árbol donde posarte.
Yo mil espinos donde se clava mi carne.

Sin duda tú eres libre,
y yo estoy atrapada en la jaula de mi corazón.


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